CHARLES WORTH:LA ELEGANCIA DEL INGLÉS, QUE INVENTÓ LA ALTA COSTURA FRANCESA

Al igual que el croissant, la marsellesa, sus famosos cafés  y la torre Eiffel. La Alta Costura, forma parte de ese anecdotario de bienes materiales e inmateriales que conforman los emblemas más típicos de Francia. En una sana e histórica rivalidad, pugnan con el protagonismo de los autobuses de dos plantas, el té de las 5 o el propio Big Ben entre otros, los cuales adornan los rasgos más significativos y destacables de la capital inglesa.

“Granada Alta Cultura” hace justamente un juego de palabras a la hora de definir cuáles son las bases por las que se rige nuestra Asociación; Unir cultura y costura. Francamente, no nos resulta nada complicado ya que Granada reúne todas las cualidades para ser un ejemplo de este magnífico matrimonio artístico. Pero es que además de encuadrar la celebración de nuestra “semana grande” en lugares y entornos únicos y peculiares, intentamos mostrar lo mejor de lo mejor en lo que a costura, creatividad y diseño se refiere. Hoy os dejamos un sabor de boca muy agradable y os invitamos a que conozcáis de donde nace una parte muy importante de nuestro nombre  y que conozcáis la figura de Charles Worth, el considerado como Padre de la Alta Costura y reconocido “primer” Diseñador de la historia gracias a un inmenso legado estético y empresarial del que somos depositarios y sobre el cual se estructura hoy por hoy la propia Industria.

En ocasiones nos hemos preguntado, nos han preguntado, o directamente ni nos hemos plateado: ¿Por qué la ropa lleva etiquetas con la marca? ¿Gracias a quién imponemos nuestros criterios como diseñadores a los potenciales clientes? ¿Por qué presentamos nuestras colecciones en desfiles?  Todo esto y mucho más, forma parte de ese inestimable legado de un Ingles que se traslado a París en la segunda mitad del siglo XIX y que estableció los cimientos de lo que hoy conocemos como industria de la moda.

Hasta entonces, la mayoría de las modistas o costureras (porque efectivamente la mayoría eran mujeres) acudían a casa de las clientas con el fin de que les impusieran sus propios criterios a la hora de elaborar el vestuario femenino. Pero es desde el momento en el que Charles Worth  desembarca en las calles de Paris, cuando se transforman estas estructuras que casi de una forma monótona,  venía repitiéndose a través de la historia del vestuario.

En un hábil movimiento de regeneración y ante la expectación que levantaba esa sutil elegancia a la hora de elaborar vestidos con suntuosos tafetanes de seda multicolores y elaborados disfraces a personalidades del momento como la emperatriz Eugenia de Montijo, Isabel de Austria (eternamente conocida como Sisi), la princesa de Metternich,  o la propia Sarah Bernhardt.  El padre de la Alta costura, supo aunar la exquisita  técnica del corte inglés con la elegancia propia de los franceses, instaurando una nueva “forma” de hacer en el universo de la moda conocido hasta entonces.

Atraía a las propias clientas a su “Maison” de la Rue de la Paix, donde de una forma casi hipnótica, imponía sus criterios con respecto al estilismo y los complementos que cada una de ellas debería de utilizar. Una carpeta de bocetos realizados en acuarela por él mismo, a modo de lo que hoy conocemos como lookbook y la representación realista de la prenda ante la clienta sobre una modelo de carne y hueso (que en ocasiones era su propia esposa),  en la que se exageraba casi hasta la extenuación la esbeltez de la figura femenina, sentaron como antecedente, las bases de lo que hoy son los desfiles tal y como los concebimos.

Igualmente y con el fin de crear lo que denominaríamos tendencia y sentar las bases estéticas de cada temporada, presentaba sus creaciones a modo de colecciones de una forma anual, asegurándose así aumentar sus ventas y por tanto los beneficios de su empresa. Pero no contento con estas imposiciones ante las que todas las grandes damas de la época caían rendidas, decidió etiquetar sus prendas, firmándolas y elevándolas al rango de obra arte, tal y como venían haciendo entre otros escritores y pintores. Se trataba en definitiva, de enaltecer el minucioso y artesanal trabajo de la costura a la maestría del universo de los genios.

Esta exhibición de inteligencia y ya consagrado como una autentica celebridad en su época, lo llevan a reducir las incomodas crinolinas que casi impedían el paso de las damas por las puertas, dejando las formas de las faldas prácticamente planas por delante y trasladando el volumen a la parte posterior en lo que sería la aparición del polisón y la cola de sirena. Creaba así, en las postrimerías del siglo XIX y el inicio del siglo XX, el precedente de una nueva y sorprendente silueta femenina en S.

Del mismo modo y con el fin de marcar los criterios que un diseñador debería de cumplir para poder ser llamado Couturier (modisto) y protegiendo así sus creaciones de los falsificadores, creó la regulación de la Alta Costura  a través de la Chambre Syndicale  de la Haute Couture tal y como hoy la conocemos. En definitiva, todos los que somos y estamos y que serán y que vendrán a lo largo de la historia de la moda, siempre fijaremos nuestras bases estéticas y empresariales en el origen de una figura imprescindible, la del merecidamente considerado Padre de la Alta Costura, Charles Feredick Worth.

Escrito por. DANIELFELDANIELFEL

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